
Si hay algo peor que tropezarse por causas ajenas a tu voluntad, es la cronología de un fracaso. Hoy no puedo ser optimista, lo siento, y mira que va en contra de mi modo de ser. Convertirse en mero espectador de los acontecimientos que nos suceden y no poder intervenir para que se resuelvan de una u otra forma en un tiempo razonable, es, de lejos, lo peor que nos puede pasar. Tengo el ánimo bajo aparte, por un hecho luctuoso que me ha ocurrido este fin de semana con un familiar de mi mujer, que aun enfatiza más mis sensaciones. Un trágico accidente de tráfico convierte, de un minuto a otro, tu vida en una postal difusa de la vida de alguien al que no reconoces. Tus sueños, metas, hijos, deseos, objetivos, pasan a un quinto plano de donde no se sabe si saldrán alguna vez.
Algo lejos de esto, por suerte, es lo que me acontece. Lo que pasa es que, como ya he comentado en alguna ocasión, somos seres sociales y empáticos. Dicho vulgarmente: “lo que te afecta me afecta”, y aunque tengo un índice de sociopatía importante, no termino de ver los acontecimientos que me rodean como una película que le está ocurriendo a otro, no a mí mismo. Y no es que roce, ni de lejos, lo que reza uno de los álbumes de El Último de Fila, titulado “Cuando el hambre entra por la puerta el amor salta por la ventana”, pero es una seria reflexión que en un individuo como yo, cercano a la mediana edad, convierte en real los fantasmas de otras realidades.
Por el hecho que comento, el de no poder controlar nuestro destino, en ser mera comparsa de decisiones que toman otros, uno se ve abocado a estos lodazales. Rousseau decía que el hombre es bueno por naturaleza y la sociedad le corrompe, y yo siento que es así. Esto me ha traído sinsabores a lo largo de mi vida truncando algunas amistades, pero no dejaban de ser en muchas ocasiones simples pataletas en gente pre y post adolescente. Cuando entra factores como la estabilidad personal, el futuro de un hijo, los sueños de una pareja y los trastornos de una familia, y el “dañocolateralismo” se convierte en el life motive de una vida, uno no se puede sentir de otra forma más que frustrado, enfadado, rabioso y… lo dejo ahí.
No porque ciertas situaciones delicadas vayan a cambiar una vida entera, que si no pasa nada, será larga y próspera. No porque nada tenga remedio, excepto lo que he comentado antes de este familiar. Todo se repone, y si no fijémonos en la Alemania post II Guerra Mundial. Hoy en día nadie duda de que sea el motor de la Unión Europea. Pero a uno siempre le queda la duda de que aun haciendo las cosas bien, respetando a los demás, siguiendo las normas y todo eso, si has de estar jodido lo estarás, y que impedirlo ni depende de ti ni es decisión tuya. Creo que es como para estar como he explicado. Y que conste que esa palabra que me he inventado, el “dañocolateralismo”, a pesar de causar estragos, es controlable y recuperables las pérdidas que genere. Pero joder, necesito dar un puñetazo en la mesa y decir lo que pienso, aunque sea en este blog personal que leen 4 gatos.
En fin, terminemos con una miaja de optimismo dando las gracias a esos gatos y a la bendita paciencia de la gente buena en realidad, véase mi familia, amigos y compañeros de trabajo. Vampirizar esas energías es lo único que ahora mismo me hace madrugar todas las mañanas.
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