miércoles, 30 de junio de 2010

Encrucijada


"Si tomas la pastilla azul fin de la historia. Despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creerte. Si tomas la roja, te quedas en el País de las Maravillas y yo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos"


Morfeo Dixit (Matrix)


Esta gran frase, gran speech o como queramos llamarlo, personalmente creo que es una de las mejores maneras de definir una decisión a tomar. Es, de facto, una manera muy elegante de poner a alguien delante de una encrucijada.

Hay momentos en la vida que se recuerdan el resto de nuestros días. Los momentos, de tan variopintos, pueden llegar a ser inclasificables. Y dentro de una distinción entre lo personal y lo laboral, de sobra se sabe que las decisiones que tomamos en uno de los dos ámbitos afectan, ¡y de qué manera!, al otro. Por eso me da tanto coraje (cabreo, indignación, etc.) frases típicas y tópicas tales como: “Esto no es nada personal, son solo negocios” o “no dejes que lo laboral te afecte a lo personal” o, yo que sé. Seguro que se nos podrían ocurrir un par de docenas de frases como estas. Y digo esto por la sencilla razón de que todo, y repito, TODO en esta vida es personal. Sencillamente porque no somos máquinas capaces de abstraer una serie de sensaciones que te llegan a uno de los dos ámbitos básicos de la vida, del otro ámbito. Porque no somos capaces de convertir en código binario lo que nuestro corazón nos dice. Sencillamente, porque el tan nombrado feeling no se compone de ceros y unos.

Admiro a las personas que ponen toda la carne en el asador y rinden al máximo tanto en casa como en el trabajo, pero decir que eso es difícil es quedarse corto. Tenemos un mal día con un par de clientes y nos cuesta un mundo cambiar de cara al llegar a casa. Tenemos una mala tarde en casa y nos cuesta diez mundos hacer nuestro trabajo con la cabeza fría. Esto es, básicamente, porque somos seres emocionales y, voy más allá: tenemos sentimientos contradictorios. Un perro o te idolatra porque eres su amo o te muerde porque eres su enemigo, pero si es tu mascota jamás se le ocurrirá (a no ser que enloquezca) morder la mano que le da de comer. Incluso aunque lo estés matando a golpes. Los seres humanos somos de otra pasta. Nos movemos por sentimientos que chocan entre ellos. Un mismo día podemos levantarnos amando a nuestra pareja, discutir al medio día, pensar en volver con mamá llevándonos nuestro pc y nuestra colección de cd’s a media tarde y reconciliarnos con una cena y una botella de vino por la noche. Si este comportamiento fuera analizado por una máquina nos declararía obsoletos al instante y aconsejaría seriamente dejar de fabricar unidades similares o, por lo menos, eliminar parte de nuestro cerebro, en concreto el sistema límbico.

¿A dónde quiero ir a parar con todo esto?. Pues al título de esta entrada: a la encrucijada. La vida se compone de un sinfín de decisiones que nos lleva a un sinfín de caminos distintos. Mi sincera opinión es que da igual cual de las dos pastillas escojas siempre y cuando esa pastilla sea lo que deseas y te lleve a donde quieres, o al menos te deje cerca. Esta frase tan simple puede convertirse en la decisión más compleja jamás tomada, pero si somos capaces de separar el trigo de la paja nos daremos cuenta que nada es para tanto.

Nuestros condenados sentimientos encontrados convierten decisiones sencillas en auténticos cataclismos para nosotros y nuestro entorno. En estas ocasiones la navaja de Occam se hace especialmente útil: “cuando tienes dos teorías en igualdad de condiciones, la más sencilla suele ser la correcta”.

Simplifiquemos, aunque sea difícil, y hasta puede que te encuentres en disposición de zamparte las dos pastillas.

jueves, 17 de junio de 2010

¿Para qué levantarse?

Si los primeros rayos de luz de la mañana hacen que mis ojos sean más frágiles que el cristal de bohémia.
Si me tropiezo con todo lo que encuentro por la casa para no intentar despertar a nadie y consigo todo lo contrario.
Si mis lentillas, de las que me había hecho amigo, ahora no me quieren y me ponen los ojos como dos tomates apuñalados.
Si me decido a ir en moto al trabajo y el mismo día que empiezo, comienzan las lluvias de verano.
Si por más que intente hacer dieta en cuanto me bebo una caña furtiva la báscula se rie de mi en mi cara.
Si los medios de comunicación no hacen otra cosa que hablar de la puta crisis.
Si me paso por los escaparates de las tiendas y me digo a mi mismo: "te apunto en la lista eterna de las cosas que algún día compraré"
Si me tomo un café con cafeina a las 4 de la tarde por haberme despistado y no puedo conciliar el sueño hasta las 3 de la mañana.
Si con todo el mundo con el que hablo parece que le va mejor que a mi.
Si mi sofá, que parecía comodísimo en la tienda, es lo más incómodo que ha parido madre.
Si quiereo dejar de fumar pero siempre encuentro una prorroga para dejarlo para mañana.
Si me pongo a hacer deporte y a la semana de empezar me lesiono el cuádriceps.
Si se me engancha el candado de la moto y no puedo abrirlo hsata media hora después (casi vienen los municipales a hacerme un par de preguntas)
Si intennto hacer la paella definitiva y me salen las gachas definitivas.
Si abro la cartera para sacar dinero y me pegua un mordisco que me deja los dientes marcados.
Si quiero irme a tomar unas cañas y unas tapas con mi mujer y el enanito que vive en mi hombro me repite: "estás a dieta, no tienes pasta, mañana hay que currar"
!Y encima va España y palma contra Suiza!

Pues hay que levantarse, claro que sí.
Porque mañana vuelve a amanecer.
Porque mi hijo a cumplido un año más y ya van 8.
Porque quiero a mi mujer, y a mi familia y a mis amigos
Porque una copa de vino y una buena conversación en casa cura todos los males.
Porque el trabajo sólo es eso: trabajo.
Porque la vida es muy larga.
Porque el día que estoy viviendo nunca más se volverá a repetir.
Porque cada amanecer es el inicio del resto de mi vida.
Porque tengo conciencia y pienso, y soy capaz de elegir el lado bueno de las cosas.
Porque no hay mal que 100 años dure.
Porque el dinero solo es eso: dinero.
Porque las cosas que me rodean no van a controlarme.
Porque mi sofá será incomodo, pero es mi sofá.
Porque España va a pasar de fase, y de octavos, y por supuesto, de cuartos.
Y, sobre todo, porque me da la santa gana ser optimista.

"El éxito es aprender a ir de fracaso en fracaso sin desesperarse" (Winston Churchill)

domingo, 13 de junio de 2010

Mundial de Almas 2010

Con el estreno de la cita futbolera por excelencia, estreno mi blog, que le vea la analogía quien quiera, yo al menos no la encuentro. Pretender rivalizar en importancia es como que una ameba mire a una ballena y le diga: "echa a correr o te arranco la aleta dorsal". Desde mi palacio de las amebas busco un sitio donde reflexionar y donde aportar algo más a este universo blogsférico, convirtiéndome en una pieza más del enorme mosaico del blogs innecesarios de los que lo mejor que se les puede decir es que no deberían existir.
Pero, oye, naturaleza humana es la que te incita a tocar cuando te dicen "no toques"; la que coquetea con la novia del amigo cuando éste te ha advertido: "no te acerques a mi chica"; la que desobedece el letrero de "apaguen los móviles que va a empezar la película"; la que te lleva a rodear la papelera de mierda mientras su interior está vació; la que te deja aparcar en zona de minusválidos; la que te hace fumar cuando tienes bronquitis; la que te impide pedir disculpas cuando sabes que has ofendido a tu pareja; la que te hace ignorar al niño cuando te dice: "papá, juega un rato conmigo"; la que te hace escuchar las aviesas opiniones de un desconocido en la barra de un bar frente a los incondicionales y sabios consejos de una madre; y, sobre todo, la que te hace ir al Norte cuando todos los carteles te llevan al Sur.
¿Por qué Human Release? Porque la humanidad necesita liberarse de sus complejos y aportar a cientos de miles de vidas sin sentido un objetivo que, al menos, te permita ser feliz. Aquí huiré de religiones, fetichismos, doctrinas, partidos políticos, dogmas y chorradas de ese calibre. Aquí hablo de la persona, y de la necesidad de sentirse persona. De dejar de sentirnos tristes y de corretear en círculos. De bucear por las complicadas aguas de nuestra alma en busca de lo que nos hacer ser mejores. Porque humanos somos y vivimos en sociedad, pero ni sabemos por qué ni para qué. Una vida entera lleva buscar algo de lo que digo y sinceramente, dudo que la mayoría lo encuentre.
Vivimos inmersos en una rutina diaria que nos obliga a levantarnos todos los días para ir a trabajar (los que tengan curro) sin pararnos a pensar si eso nos gusta o no nos gusta. Hacemos las mismas cosas con la misma gente. Los fines de semana también y consideramos una locura o un loco al que se porta de manera contraria a lo que nos han enseñado. Si cantamos bajo la lluvia nos miran y señalan y esto es, a grandes rasgos, lo que quiero decir. No se trata de nadar contracorriente porque sí, se trata de hacer alguna vez lo que nos pide el cuerpo, y eso no significa hacer daño a nadie, significa sentirnos vivos.
Naufrago por muchos blogs leyendo los sentimientos más profundos de muchas almas y, quitando frikadas dignas de tratamiento, la gente refleja lo que les gustaría hacer y no hacen, y eso es una puta pena. Si eres feliz, harás feliz a tu entorno. Si eres un triste, harás triste a tu entorno, y eso es una verdad universal. Nunca aquel refrán tuvo más sentido: Dime con quién andas y te diré quién eres.